Maria Bonnín i Maria Salleras: la herencia de la lucha

Maria Bonnín y Maria Salleras son el testigo del nacimiento y la evolución de la fundación. Durante muchos de años formaron equipo con la fundadora Maena Juan con quien han compartido activismo y solidaridad. Durante todos estos años, Maria Bonnín y Maria Salleras han formado parte del patronato. Ahora, se despiden con uno «hasta después» dejando el fruto de su lucha y experiencia en los cimientos de nuestra entidad.

  • ¿Cómo empezáis en el proyecto de la Fundación?
    • Bonnín: Nosotros éramos amigas de Maena desde hacía muchos años y cuando heredó el dinero y patrimonio de su padre consideró que teníamos que hacer algo. Para ella, su dinero no eran suyo sino que tenían que ir destinado a algún servicio por los trabajadores y trabajadoras. Lo habíamos hablado varias veces. De este modo, decidimos la forma jurídica de fundación.
    • Salleras: Ella sabía que el dinero que había heredado provenía de fábricas en las que trabajaban personas explotadas. De este modo, pensaba que tenía que devolver el dinero a la clase trabajadora. En los 70 la clase trabajadora eran personas de la Península.
  • Qué empuja a Maena Juan a tomar esta decisión?
    • Bonnín: Ella era muy creyente y tenía mucha exigencia como católica. Todo esto le removió la obligación moral de la solidaridad.
  • Entonces, siendo una mujer católica abrió las puertas a otras religiones y culturas -como hace la Fundación actualmente-.
    • Salleras: Exactamente. Cuando la conocí, Maena llevaba una Biblia desgastada de tanto de utilizarla. Tenía muchas anotaciones a los lados de las páginas. Por otro lado, el Concilio Vaticano II fue una apertura de la Iglesia muy fuerte y ente que estaba comprometida se planteaba la lucha de los que tenían menos. Para ella, este era su objetivo. A mí personalmente, fue esto lo qué me llamó la atención.
  • Cómo creis que ha evolucionado la Fundación?
    • Bonnín: Primero, el objetivo era que la clase trabajadora tomara conciencia de sus derechos. Por eso, organizábamos debates, conferencias, etc. Si creían o no en Dios no tenía importancia. Lo importante era que tenían que descubrir la situación de represión laboral en la cual se encontraban.
  • Qué pensáis de cómo se gestionan actualmente los derechos laborales, feministas y de las personas inmigrantes?
    • Bonnín: En estos momentos lo veo fatal. Te das cuenta que se han conseguido cosas, pero no en proporción en ciertas cuestiones como la igualdad de salarios entre hombres y mujeres. También es importante destacar las consecuencias del turismo. Los valores se centran hoy en el dinero. En el ámbito social se ha avanzado, pero es insuficientes.
    • Salleras: Haber vivido la dictadura nos hacía soñar que la gente sería más solidaria y que con la democracia «todo se arreglaría». Yo tengo la sensación que hay una desconexión entre la realidad política y el pueblo.
  • Seréis capaces de estar «paradas» ahora que decís adiós al Patronato?
    • Bonnín y Salleras: No estaremos «paradas». Lo haremos a otro ritmo, ¡pero no paramos!
    • Salleras: El mundo se puede cambiar de muchas maneras. Por ejemplo, ahora tenemos todo el aspecto ecológico, que antes no existía.
    • Bonnín: Yo no dejaré de ir a algunas manifestaciones, por ejemplo. Tenemos que llevar nuestro ritmo.
  • Cuál es la reflexión final que hacéis desde el Patronato?
    • Salleras: Este año hemos tenido alumnas que han tenido que dejar las clases porque han visto que había hombres profesores. Los avances feministas de Europa, no son los avances de todos los continentes. Nosotros tenemos que ayudar a las personas, pero no tenemos que claudicar ante todo aquello que hemos conseguido. Tenemos que ayudarles a hacer el proceso a ellos y a ellas.
    • Bonnín: No queremos renunciar a los valores sociales y feministas que hemos conseguido.